¿ESTÁ BIEN ENTREVISTAR A ESTA PERSONA, EN ESTE MOMENTO Y EN ESTE LUGAR?
Cuando se cubre la VSRC, los periodistas tienen que llevar a cabo una evaluación de riesgos sobre la seguridad de sus fuentes, así como lo hacen para consigo mismos. Las preguntas clave sobre el cuidado debido incluyen:
- ¿Tengo suficiente tiempo para realizar esta entrevista adecuadamente? Estas conversaciones no deben ser apresuradas. Si no es así, ¿qué más puedo hacer para evitar causar daño?
- ¿Es este un entorno seguro? ¿Quién está en la sala y quién no debería estar en ella? ¿Conozco las dinámicas de poder lo suficientemente bien como para evaluar las consecuencias que esto pueda tener para mi fuente? ¿Hay alguna sensación de coerción?
- ¿Es esta la persona adecuada para hablar? ¿Tiene ella, él o ellos la estabilidad emocional suficiente en este momento para esta conversación? De lo contrario, ¿quién podría tenerla?
Puede que hayas recorrido un largo camino a gran riesgo personal, pero a veces la ética de la situación puede requerir un nuevo plan. Tanto los editores como las personas que trabajan en el terreno deben asumir esta responsabilidad: ¿sería útil hablar con alguien al respecto?
¿Tengo el tiempo suficiente?
Los periodistas trabajan bajo una gran presión de tiempo. Pero para entrevistar a un sobreviviente de VSRC de forma consciente del trauma, hay que disponer de tiempo suficiente.
- Debes tener tiempo para sentarte con el sobreviviente.
- Si no tienes tiempo suficiente, ¿puedes replantear tu día?
- ¿Puedes hacer la entrevista de forma diferente, por ejemplo haciendo preguntas factuales en lugar de apresurar al sobreviviente para que cuente los detalles de una experiencia traumática?
- ¿O deberías hablar con una fuente fiable que no haya sido atacada directamente?
Este tipo de planificación puede implicar a otras personas además de ti y el sobreviviente. Si la entrevista se organiza a través de un intermediario, como una ONG o un grupo de líderes locales, habla con ellos sobre el tiempo del que dispondrás para poder planificar adecuadamente tu enfoque.
También deberías, por supuesto, involucrar al sobreviviente en tu plan. Si tu horario es flexible, pregúntale de antemano si hay un momento particularmente bueno para hablar, cuando quizás tenga más energía para una conversación que podría ser agotadora. Flexibilidad para con la fuente es una forma sencilla pero poderosa de hacerles sentir que tienen cierto control sobre el hecho de compartir su historia.
¿Este es un lugar seguro para hacer una entrevista?
Probablemente estés acostumbrado a pensar en la seguridad física de las zonas en las que trabajas. Pero cuando se trata de entrevistar a un sobreviviente, debes llevar esta noción un paso más allá. Empieza por hacerte algunas preguntas sencillas, como quién está en la sala y por qué:
- ¿Hay ancianos de la comunidad, autoridades o personas armadas?
- ¿Hay personas que formen parte de redes conectadas con los agresores?
- ¿Hay alguien que simplemente no necesita estar allí?
Así los perpetradores de la violencia no estén en la sala, ¿siguen viviendo en la comunidad y podrían enterarse de la entrevista? ¿Qué tan discreto es el lugar, y qué puedes hacer para evitar la ulterior estigmatización de sobrevivientes por parte de su comunidad, familiares y demás?
No lleves a la gente a los lugares donde ocurrieron los hechos a menos que realmente sepas lo que estás haciendo. Puede desencadenar reacciones traumáticas intensas.
Aunque puede ser difícil lidiar con este tipo de situaciones, recuerda que tú controlas la entrevista, y si en esta parece haber coerción o existe el riesgo de poner al sobreviviente en peligro, no debes seguir adelante con ella. Los editores también tienen un papel aquí, ya que la presión de la sala de redacción puede pesar en la mente de un periodista cuando se enfrenta a un desafío ético.
También puede haber personas presentes que vinieron contigo:
- Si trabajas en radio, ¿se puede reducir el equipo al mínimo necesario?
- Si trabajas con un fotógrafo, ¿pueden tomar las fotos por separado o después de la entrevista de modo que el sobreviviente no esté siendo fotografiado al tiempo que habla de acontecimientos traumáticos?
- Si trabajas con un traductor, ¿es esta la persona adecuada para el trabajo? ¿Comprende los asuntos en cuestión y está informado acerca de cómo llevar a cabo entrevistas sensibles al trauma?
- ¿Puede hablar cómodamente el sobreviviente con personas del sexo opuesto en la sala? No es necesariamente un requisito que mujeres entrevisten a mujeres u hombres a hombres, pero es de tener en cuenta.
- De ser posible, pregúntale a la sobreviviente qué le haría sentir más cómoda. ¿Hay alguien que quiera que esté presente, como un pariente o un amigo de confianza? Si estás entrevistando a un menor, su responsable debe estar siempre presente. (Entrevistar a niños y personas jóvenes requiere de una habilidad específica y ulteriores debidos procesos. Pregúntate si esto es algo que realmente debes hacer.)
¿Esta es la persona adecuada para entrevistar?
Hazte estas sencillas preguntas:
- ¿Necesitas hacer esta entrevista, aporta algo o ya tiene suficiente material?
- ¿Está esta persona lo suficientemente estable y en condiciones de hablar?
- ¿Existen expectativas escondidas? ¿Esperan que el hecho de reunirse contigo tenga resultados que no son realistas?
A menudo, en contextos de conflicto o post-conflicto, las ONG que trabajan en el terreno son el punto de acceso para los periodistas, y pueden ser ellas las que se encarguen de que hables con los sobrevivientes de violencia sexual. Es posible que te encuentres en una situación en la que la ONG está sometiendo a la misma persona o a un pequeño grupo de personas a una apretada agenda de entrevistas con periodistas. Contar la misma historia una y otra vez en un breve lapso de tiempo puede ser muy angustioso para alguien que ha sufrido un trauma. También puede tener repercusiones legales para el sobreviviente. Si las diferentes entrevistas que han dado se contradicen ligeramente entre sí, esto podría complicar sus posibilidades de buscar una compensación legal más adelante. [ver el recuadro en la sección #3].
Dada la presión de tiempo a la que están sometidos los periodistas, es fácil limitarse a seguir las recomendaciones de las ONG. No obstante, merece la pena tener una conversación sobre las exigencias que se imponen a los sobrevivientes que vas a entrevistar. Puede ser tan sencillo como preguntar cuántas veces han sido entrevistados. También puedes pensar de forma creativa: si viajas en un grupo de periodistas, ¿será posible poner en común partes de tu investigación, de modo que el sobreviviente solo tenga que contar su historia una vez?
En 2019, en declaraciones a la Columbia Journalism Review, Skye Wheeler, de Human Rights Watch, reflexionó acerca de prácticas periodísticas y de investigación poco éticas con sobrevivientes de violencia sexual en los campos de refugiados rohingya en Bangladesh:
«Sin lugar a dudas», dijo, «podemos mirar atrás y decir que las cosas no marcharon bien. Se entrevistó a la gente demasiadas veces».
Una consideración clave -que puede ser difícil de dirimir- es si alguien tiene la estabilidad psicológica suficiente para dar una entrevista. Podrían aún estar sufriendo reacciones de estrés agudo inmediato, si el incidente traumático ocurrió recientemente. También es poco probable que la VSRC haya ocurrido de forma aislada: un sobreviviente puede haber sufrido otros tipos de violencia, haber perdido a miembros de su familia o haber sido desplazado.
Evaluar la seguridad emocional y física de tu fuente, así como la tuya propia, puede llegar a ser abrumador. La solución suele ser implicar más a las personas en la decisión de cómo será la entrevista y darles cierto control sobre cómo se llevará a cabo. Muchas de estos asuntos se solapan con la cuestión del consentimiento, de la que hablaremos en más detalle en la sección #3.
Sobre el estigma y cómo un reportaje puede salir mal
Pregúntate si al acercarte a alguien corres el riesgo de comprometer su seguridad e intimidad. En algunas sociedades, el mero hecho de ser sospechoso de haber sido violado puede conllevar a la humillación, el ostracismo e incluso a más violencia.
El siguiente es un ejemplo de Irak de cómo las cosas pueden salir mal cuando los periodistas no conocen bien el contexto.
A través de una serie de veintiséis entrevistas, Johanna Foster y Sherizaan Minwalla exploraron las percepciones de las mujeres yazidíes sobre la naturaleza y el impacto de los reportajes de medios de comunicación sobre mujeres y niñas que sobrevivieron al cautiverio, la violación y la trata de personas por parte de ISIS. Expusieron sus conclusiones en un informe de 2018. He aquí algunos extractos clave:
Al igual que muchas mujeres de todo el mundo, las mujeres yazidíes se enfrentan al conocido dilema de género de que se les pida que antepongan las necesidades de la comunidad a las suyas propias.
Concretamente, se enfrentaron a la decisión de sacrificarse al dar a conocer al mundo sus traumáticas historias a pesar de los riesgos personales físicos, de reputación y emocionales a los que quedaban expuestas. De hecho, las mujeres yazidíes fueron animadas directamente a hacer esto por los hombres yazidíes, a pesar de que no había ninguna prueba concreta… [de] garantías de que no serían estigmatizadas por perder su honor, o tratadas mal, o rechazadas por sus familias y su comunidad, especialmente con el paso del tiempo.
Una de las mujeres yazidíes entrevistadas dijo:
«Al principio, cuando volví [de ISIS], vino un comité con una grabadora y me dijo vamos a grabar tu historia y yo dije ‘no’, así que fueron a ver a mi cuñado y le dijeron: ‘ella no quiere hablar con nosotros’.»
Añadiendo ulteriores niveles de coerción, las mujeres yazidíes vivían en campamentos en los que dependían de proveedores de servicios humanitarios, del personal de los campamentos y de los periodistas, y se sentían en deuda con ellos u obligadas a complacerlos; y todos ellos ejercían una presión adicional sobre las sobrevivientes para que contaran sus historias.
La cobertura periodística de esta situación aumentó la probabilidad de estigmatización cuando comenzaron a publicarse historias con titulares sensacionalistas como: «La mujer yazidí retenida como esclava sexual durante tres meses por ISIS y violada en grupo, habla sobre su horrible sufrimiento»; «ISIS vende a las niñas esclavas sexuales por «tan poco como un paquete de cigarrillos»» y «Las mujeres yazidíes se someten a operaciones para «restaurar la virginidad» después de ser violadas por Daesh.»[b]
Otros recursos: seguridad
Organizaciones de apoyo y protección de los medios de comunicación han publicado varias guías sobre seguridad en misiones peligrosas. Recomendamos empezar con los resúmenes del CPJ (Comité para la Protección de los Periodistas), la Alianza ACOS y el Rory Peck Trust (adaptado a trabajadores autónomos), pero existen muchos otros recursos relevantes. (Las mismas organizaciones también pueden asesorar sobre acceso a formaciones y otros tipos de apoyo).
Safe and Secure, de la Doc Society, está pensado para realizadores. Además de consejos sobre seguridad física, ofrece un asesoramiento de inestimable utilidad para cualquier periodista sobre la protección de miembros de su equipo y de colaboradores frente a las amenazas legales y de seguridad digital, dos aspectos cruciales que a menudo se pasan por alto. La red Global Investigative Journalism también ofrece esta detallada página de recursos.
Y si eres editor o director, no dejes de consultar la herramienta de evaluación de seguridad para organizaciones de noticias creada por ACOS, como también la guía del Centro Dart para trabajar con freelancers expuestos a traumas.
Frank Smyth del CPJ escribió este resumen que discute riesgos para periodistas cubriendo VSRC.